Not known Details About poder de la palabra
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Como cristianos, debemos ser conscientes del poder que tenemos en nuestras palabras. Tenemos la responsabilidad de utilizar nuestras palabras de manera sabia y considerada. El Apóstol Pablo nos exhorta en Colosenses four:six a que «vuestra palabra sea siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
Cuando hablamos con nosotros mismos elegimos unas palabras determinadas y no otras, y nos decimos una serie de cosas concretas. En este caso, no solemos reconocer la importancia de las palabras y el efecto que su uso puede generar en nosotros.
La importancia de agradecer a Dios por escuchar nuestras súplicas: Un recordatorio de fe y gratitud
Responsabilidad y cuidado de la creación: Si todas las cosas han sido creadas por la Palabra de Dios, entonces tenemos la responsabilidad de cuidar y preservar la creación como mayordomos de lo que Dios nos ha confiado.
Esto significa que nuestras palabras deben ser amables, amorosas y respetuosas. Nuestras palabras deben ser sazonadas con sal, lo que significa que deben tener un impacto y un sabor positivo en la vida de los demás.
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Como seguidores de Jesús, debemos reflejar un corazón transformado a través de nuestras palabras. Nuestras palabras deben ser un testimonio de nuestra fe y de la obra transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Nuestras palabras pueden ser una fuente de aliento y fortaleza para aquellos que nos rodean, o pueden herir y destruir. Es importante recordar que nuestras palabras tienen el poder de cambiar la vida de las personas, ya sea para bien o para mal.
Por ejemplo, cuando digo “soy vago para estudiar”, o “nunca voy a llegar al peso que quiero” no estoy describiendo una situación, sino declarando una condena y generando mi realidad en foundation a esta afirmación.
Otra forma de usar nuestras palabras de manera constructiva es practicar la empatía. En Efesios 4:29, se nos insta a «no decir ninguna palabra mala, sino sólo la que more info sea necesaria para edificar, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan».
Cuando estas personas ostentan un cargo de responsabilidad, en el ciudadano crean una mezcla de rabia y tristeza e impotencia. Rabia porque el representante público tiene el deber de darle sentido a la comunicación que hace de sus acciones y propuestas.
Esto significa que debemos filtrar nuestras palabras y asegurarnos de que sean edificantes, útiles y llenas de gracia. No debemos usar nuestras palabras para herir o destruir, sino para construir y fortalecer a los demás.
Nuestras palabras pueden cambiar el curso de los eventos, pueden levantar el ánimo de alguien o hundirlo en la tristeza. Por ello, es imprescindible que seamos conscientes de cómo utilizamos nuestras palabras, ya que tendremos que rendir cuentas ante Dios por cada una de ellas.
Nuestras palabras también tienen el poder de sanar y restaurar. Proverbios 12:18 nos dice: «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, pero la lengua de los sabios es medicina».